En cualquier familia los conflictos forman parte de la vida cotidiana. Establecer una disciplina en casa con los más pequeños siempre es importante y se hace aún más necesario reflexionar sobre ello en estos días de convivencia extrema.
En cualquier familia los conflictos forman parte de la vida cotidiana. Establecer una disciplina en casa con los más pequeños siempre es importante y se hace aún más necesario reflexionar sobre ello en estos días de convivencia extrema.
No existe una fórmula mágica para educar a nuestros hijos. Aun así, hay ciertas cosas que nos pueden ayudar a establecer una buena base a partir de la cual crear nuestro estilo como padres:
-En primer lugar, aceptar que no somos perfectos. Por mucho que nos esforcemos, por mucho que investiguemos sobre crianza y relaciones familiares, nuestra manera gestionar los conflictos no va a ser infalible. Esto es normal y es bueno que les reconozcamos a nuestros hijos cuando nos equivocamos, porque sí, los adultos también lo hacemos.
-Ser un equipo de padres. Las personas implicadas en la educación de nuestros hijos, principalmente los padres y madres, deben dialogar y establecer juntos las “reglas del juego”. Los niños necesitan un marco de referencia estable, deben sentir que nos coordinamos, que no hay contradicciones en cuanto a las normas de casa. Obviamente, no siempre estaremos de acuerdo con la otra persona en cuanto a disciplina, pero haremos lo posible por hablarlo sin los hijos delante.
-Queramos o no, somos un modelo para los niños. Podemos poner todos nuestros esfuerzos en hacerles entender lo que es bueno para ellos y lo que no, pero ellos siempre aprenderán de lo que hacemos más que de lo que les decimos. Somos su ejemplo para bien y para mal, por eso hay que tomar consciencia de como nosotros mismos gestionamos los conflictos, pues es esto lo que indirectamente estamos enseñando.
-Valorar las cosas que hacen bien y también los intentos siempre hará que se repitan con más probabilidad. El refuerzo positivo ha demostrado ser más efectivo que el castigo como disciplina, es decir, cuando nuestro objetivo es un aprejdizaje. Incidir en las cosas que SI queremos que hagan será la mejor estrategia. Un gesto de cariño, una sonrisa, un mensaje de admiración o de ánimo ante los esfuerzos y acciones positivas de nuestros hijos les hará conscientes de lo que eso se espera de ellos.
-Las normas y las consecuencias de su incumplimiento deben estar claras, ser equilibradas y relacionadas con lo que hayan hecho. ¡Ojo! hay que ser coherente con nuestras decisiones, pero no tenemos por qué ser rígidos; cada situación es diferente.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: