Cuando hablamos de amor en las relaciones laborales, puede que haya llegado a tu cabeza la imagen de dos compañeres de trabajo que se enamoran y quizás tengan un affair.
Cuando hablamos de amor en las relaciones laborales, puede que haya llegado a tu cabeza la imagen de dos compañeres de trabajo que se enamoran y quizás tengan un affair.
Sí, esto sería una parte, y el tema da para preguntas que recibo como si es o no adecuado. Que sea o no aceptado por la empresa y el dilema ético que eso supone, es otro aspecto que no quiero abordar aquí. De lo que sí hablaré es de que el amor, además de un bonito sentimiento, es una decisión que conlleva responsabilidad y compromiso, con la otra persona y contigo misme.
Así, si es que la chispa surge, tenemos que reflexionar sobre en qué nos podría repercutir estar con esta persona a nivel laboral, tanto en tiempos de bonanza, como si hay conflicto o incluso si hay ruptura. No todo lo podemos saber, por supuesto, pero hacer un balance sobre riesgos que estamos en disposición de asumir puede ser un buen punto. Pasada esta fase, sería entonces hablar y poner sobre la mesa este tema con la otra persona, para que ambas podamos valorar la mejor forma de iniciar esta aventura, estando de acuerdo en lo que esperamos y formas de actuar para mantener un equilibro con el ambiente laboral.
Será importante delimitar nuestra relación en el trabajo y fuera de este, sobre todo si en lo laboral hay alguna interacción que suponga trabajo en equipo o bien si es que tenemos posiciones diferentes en la pirámide de la empresa, mucho más si esta vinculación se da entre personas empleadas y directivas. Mantener roles claros dentro y fuera es fundamental, impidiendo que se mezclen patrones y formas de relacionarnos relacionadas con la autoridad.
Por otro lado, además de las relaciones románticas, también en lo laboral se dan otras relaciones que, sin tener un componente sexoafectivo, son relaciones que también están basadas en el amor e incluso nos acercan a interacciones similares al amor romántico. Por ejemplo, podemos observar entre compañeres roles de cuidado, celos, envidias y competitividad por ser la persona favorita de X, reclamos ante la sensación de dar más que recibir, la necesidad de agradar que nos lleva a ponernos máscaras artificiales e incluso acceder a más de lo que es bueno para nosotres y queremos, sentiremos confianza y seguridad, así como miedos e inseguridades, ante determinados vínculos, etc. Además, podemos vivir el enamoramiento por alguien, nuevamente no desde el componente de atracción sexual, sino desde la autoridad que representa, sus buenas formas y capacidades o la energía que desprende. Esto ocurre frecuentemente hacia las figuras de liderazgo, pero también hacia aquellas que sentimos que son ejemplo para nosotres, idealizando e incluso adulando a estas personas, sintiendo nervios ante su presencia y queriendo agradarles. Todo esto también sucede en las relaciones de amor “romántico” vinculadas a lo sexo-afectivo, pero podemos verlo también sin este último componente.
Bibliografia
Bell Hooks. Todo sobre el amor
Elma Roura. Relaciones
5 reglas de oro para llevar las relaciones sentimentales en el trabajo https://www.ieie.eu/llevar-las-relaciones-sentimentales-en-el-trabajo/
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