En muchas situaciones de secuestro, hemos escuchado o evidenciado que el secuestrador cuida, respeta y hasta llega a mostrar sentimientos de interés por su víctima. A continuación detallamos las características de esta complicada anomalía.
El síndrome de Lima es un conjunto de síntomas y características que se presentan en la mente de un secuestrador con el transcurrir del tiempo, ocasionando un escenario psicológico complicado en donde desarrolla hacia su víctima un parentesco emocional. Entre los comportamientos que va manifestando el secuestrador, tenemos:
Para identificar las causas que producen este síndrome es necesario saber las circunstancias que originaron el secuestro y las condiciones externas e internas del secuestrador, entre las cuales podemos mencionar:
Lo más asombroso de este síndrome, es que el secuestrador no reconoce la magnitud de su crimen al restringir el derecho a libre circulación de su víctima. Establece internamente un espejismo donde él atiende y protege a su víctima. Se preocupa por satisfacer las necesidades de su víctima en cautiverio (comida, medicina, ropa) para que esté cómodo sin molestia ni cansancio.
Con el paso del tiempo también sorprende cómo el secuestrador desarrolla hacia su víctima un sentimiento de cariño y ternura, tratando de cautivarla y enamorándola para que lo quieran.
Ciertamente su origen se encuentra en un secuestro ocurrido en el año 1996 en la ciudad de Lima Perú.
El secuestro efectuado por un grupo de terroristas a la embajada de Japón en la capital peruana, tuvo en condición de cautiverio a cientos de rehenes por varias semanas, pero a medida que pasaban los días lo secuestradores estrecharon sus vínculos afectivos con las víctimas para quedar todos en libertad.
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