La esquizofrenia residual es una condición que aparece luego del diagnóstico de esquizofrenia, en la fase secundaria de esta patología y deriva una cantidad importante de síntomas muy negativos y por otro lado síntomas positivos muy débiles. Por lo general no aparece en gran medida en pacientes con esquizofrenia.
Este tipo de condición aparece cuando ha habido al menos un episodio de esquizofrenia, presentando síntomas como apatía, anhedonia, lenguaje escaso y embotamiento afectivo. Por otra parte los síntomas positivos débiles van desde creencias raras o prácticas perceptivas no usuales.
Esta condición es un estado crónico de la trayectoria de la enfermedad de la esquizofrenia, donde hay una evidente evolución progresiva a partir del estado inicial hasta la fase final que se caracteriza por un deterioro insistente, no irreversible y otros síntomas negativos.
Diagnosticar la esquizofrenia residual concuerda con dos variantes, la esquizofrenia crónica no diferenciada y el estado esquizofrénico residual sin excluirse. Los síntomas más resaltantes de esta condición son:
Síntomas negativos: Se refieren al embotamiento afectivo, pasividad, inhibición psicomotriz, déficit de actividad, carencia de iniciativa, ausencia de lenguaje, comunicación no verbal muy pobre, ausencia de aseo personal y deterioro del comportamiento social.
Diagnóstico previo de esquizofrenia: Es necesaria la presencia de al menos un episodio de esquizofrenia previo, diagnosticado bajo los criterios precisos.
Al menos un año con síntomas atenuados de esquizofrenia: Es necesario que durante al menos un año existan síntomas como alucinaciones e ideas delirantes con una mínima intensidad y frecuencia y una relevante presencia de los síntomas negativos.
No existencia de otras patologías o trastornos psicológicos: Es muy importante que no existan otras enfermedades como demencia, depresión crónica o institucionalizada o trastorno cerebral orgánico tan grave como para explicar el deterioro que presente la persona.
El desarrollo de la esquizofrenia se divide en tres fases:
Es aquella que se produce antes de estallar la enfermedad con presencia de síntomas psicóticos leves, puede tener una duración de días, meses o años.
Es la fase donde aparecen las crisis o manifestación de los síntomas positivos como delirios, alucinaciones y comportamientos desorganizados.
Esta etapa es el periodo justo después de la crisis, luego del tratamiento donde los síntomas positivos desaparecen.
En esta fase los síntomas negativos y cognitivos llegan a su punto máximo de intensidad y la persona padece un grave deterioro personal, laboral y social.
Esta fase a su vez se divide en dos subfases:
Fase de estabilización
Donde el nivel de intensidad de los síntomas psicóticos más agudo puede llegar a persistir 6 meses o más.
Fase estable
En este punto los síntomas es probable que hayan desaparecido o estén controlados a un mayor nivel que en la fase aguda.
El tratamiento para controlar la esquizofrenia residual es similar al de la propia esquizofrenia, incluye tratamiento psicológico que incluye terapia familiar e individual y farmacológico con antipsicóticos típicos y atípicos. Claramente el tratamiento se centrará en controlar los síntomas negativos que son los más relevantes sin dejar de lado los síntomas positivos si aparecen.
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