La importancia del autocuidado

Podemos decir que el autocuidado recoge las actividades que hacemos de forma voluntaria y sistemática para fomentar la salud, el bienestar y la prevención de enfermedades. Cuando hablamos de salud, nos referimos a salud física, mental y emocional.

Muchas veces caemos en el error de asociar el autocuidado con una actitud de egoísmo o hedonismo, y de verlo como algo secundario, dejándolo en el último lugar de nuestra lista de prioridades. Es común volcarnos en los demás, en las exigencias laborales o familiares, sin darnos cuenta de las necesidades propias, de lo que nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan.

El autocuidado es un paso imprescindible para mejorar nuestra autoestima. A día de hoy es conocida la importancia de desarrollar una buena autoestima, pues afecta a la imagen que tenemos de nosotros mismos, a la calidad de nuestras relaciones, al establecimiento de límites necesarios y a los objetivos vitales que nos vemos capaces de alcanzar, entre otros. Es frecuente que a consulta lleguen personas que quieren mejorar su autoestima, pero que no se permiten dedicarse un rato al día para ellas o no se paran a preguntarse qué necesitan. Es importante que aceptemos que, sin autocuidado, no vamos a avanzar en nuestro camino hacia la búsqueda del bienestar y amor propio. Para aprender a querernos, primero tenemos que aprender a cuidarnos.

¿Cómo empiezo a fomentar mi autocuidado?

Como cualquier otra actividad que iniciamos, lo primero que haremos será pensar en los resultados que queremos obtener. Escribe tus objetivos propios y comprométete contigo mismo para cumplirlos.

Es muy importante planificar estas actividades e incluirlas en nuestro día a día, pues si no les buscamos un hueco en nuestra agenda, no lo encontraremos sobre la marcha.

Elige las actividades que más encajen contigo, empezando por aquellas que te resulten más fáciles y motivadoras. Aquí te dejo algunas propuestas: realizar ejercicio físico, cocinar y mantener una alimentación saludable, meditar, rodearte de naturaleza, darte masajes, aplicarte productos (crema, gel, maquillaje…) que te hagan sentir bien, descansar, apuntarte a esa actividad grupal que siempre has querido, hablar con amigos…

Poco a poco, ve cambiando posibles malos hábitos (comida rápida, sedentarismo, aislamiento social…) por esa rutina más cuidadosa contigo mismo.

Por último, agradécete y felicítate por cultivar una buena relación contigo mismo. ¡Te lo mereces!