Autor:
Karen Campo
En algún momento de la vida, muchos de nosotros enfrentamos el dolor y la desolación de una ruptura. Ya sea una relación de larga duración o un amor fugaz, un rompimiento suele dejar cicatrices emocionales que tardan en sanar.
Una de las partes más difíciles de este proceso es el dolor que acompaña a la separación y puede manifestarse de muchas formas, desde una sensación de vacío afectivo hasta una angustia abrumadora que parece no tener fin.
Vamos a explorar algunas de las razones por las cuales una ruptura es tan dolorosa. Más allá de la pérdida del vínculo, hay muchas más capas de dolor involucradas. Veamos esto más de cerca:
Una de las razones más profunda que encontramos es la sensación de pérdida, esta puede estar acompañada de soledad interna, como si una parte de nosotros mismos estuviera faltando. El rompimiento puede hacer que cuestionemos nuestra propia valía y autoestima, lo que agrava aún más el dolor.
La sensación de rechazo o abandono. Ser dejado por alguien a quien amamos puede activar profundas heridas emocionales, especialmente si hemos experimentado el rechazo en el pasado. La sensación de ser abandonados puede generar un sentimiento de no ser merecedores, de aislamiento, lo que aumenta nuestra angustia interna.
Dejar la rutina construida y a la que estamos habituados. Extrañamos lo que hacíamos juntos porque es lo que nos proporcionaba compañía. Qué duro es convivir con el vacío que queda cuando el otro se va, esto es justo lo que intensifica el dolor de la separación.
Mira, además del impacto emocional, las rupturas también afectan el cuerpo. Se ha demostrado que el dolor emocional activa las mismas áreas del cerebro que el dolor físico, desencadenando síntomas como dolores de cabeza, musculares y problemas gastrointestinales. Este dolor físico es una manifestación del sufrimiento interno que experimentamos tras la pérdida. En este punto, es importante reconocer la naturaleza del duelo, un duelo DUELE. Sé que es difícil de afrontar, pero, atravesarlo es justo lo que nos permite sanar, reencontrarnos a nosotros mismos, ganar esa sensación de paz y calma interior recuperando el bienestar.
Por ello, quiero dejarte unos pasos que te ayudarán a sobrellevar de mejor manera este proceso.
Permítete sentir y expresar todos tus sentimientos, ya sean tristeza, rabia, culpa o confusión. No te juzgues por lo que sientes, todas las emociones son válidas.
No atravieses el duelo sola/lo. Busca ese soporte en amigos, familiares o profesionales de la salud mental que puedan brindarte comprensión y acompañamiento.
Durante el duelo, es importante cuidar de ti misma/o. Prioriza el descanso, la alimentación saludable, el ejercicio físico y la práctica de técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda para activar el centro de la calma y del descanso.
Encuentra formas creativas de manifestar tus emociones, ya sea a través de la escritura, la pintura, la música o cualquier otra actividad que te permita procesar tus sentimientos y experiencias.
Este proceso lleva tiempo, sé amable y permítete sentir lo que necesitas. No te apresures a superarlo, avanza a tu propio ritmo.
Recuerda que cada persona atraviesa el duelo de manera única, así que toma lo que funciona mejor para ti y sigue adelante en tu camino de sanación. En Psonríe, entendemos el dolor que acompaña a un rompimiento y estamos aquí para ayudarte a sobrellevarlo.
Nuestros profesionales especializados en terapia de pareja y salud emocional pueden brindarte el apoyo y las herramientas que necesitas para sanar tus heridas y encontrar bienestar interior. No estás sola, solo en este viaje de sanación. ¡Déjanos acompañarte en tu proceso de recuperación!
Queremos ayudarte a superar tus problema de pareja. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación:
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Tomando en cuenta que el procedimiento de diagnóstico, la definición de metas y el tratamiento es igual en ambas modalidades, podemos concluir que la principal diferencia es el medio en el que se realiza.
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