La persona posesiva tiende a controlar y dominar a su pareja, limitando su libertad y autonomía.
Qué es la posesividad
La persona posesiva tiende a controlar y dominar a su pareja, limitando su libertad y autonomía. Siente la necesidad de tener el control total sobre la otra persona y busca constantemente confirmación de su amor y fidelidad. Además, puede manifestar comportamientos como los siguientes:
- Constante vigilancia: la persona posesiva siempre está pendiente de lo que hace su pareja, controlando sus movimientos y actividades. Puede llegar a investigar sus redes sociales, revisar su teléfono o incluso seguirle.
- Celos excesivos: mientras que los celos normales pueden surgir de vez en cuando, los celos posesivos son constantes e intensos. La persona posesiva ve amenazas en cualquier interacción que su pareja tenga con personas del sexo opuesto, incluso con amigos o familiares.
- Aislamiento: la persona posesiva intenta aislar a su pareja de su entorno social y familiar, de manera que dependa exclusivamente de ella. Puede provocar conflictos o hacer comentarios negativos sobre las amistades o actividades de la pareja, con el fin de alejarlos.
- Manipulación emocional: el individuo posesivo recurre a estrategias de manipulación para mantener el control sobre su pareja. Utiliza el chantaje emocional, la culpa o la victimización para conseguir lo que quiere.
- Violencia física o verbal: en algunos casos extremos, la posesividad puede manifestarse a través de violencia física o verbal. La persona posesiva puede llegar a agredir a su pareja para mantener su dominio.
Es importante destacar que la posesividad no es una muestra de amor, sino de inseguridad y control. Una relación saludable y equilibrada se basa en la confianza mutua, el respeto y la libertad individual. Si te encuentras en una relación posesiva, es crucial buscar ayuda y apoyo. El diálogo con la pareja, el asesoramiento profesional o el apoyo de familiares y amigos pueden ser herramientas importantes para salir de esta dinámica tóxica y recuperar tu autonomía y bienestar emocional.
Diferencia entre celos y posesividad
En contraste, los celos son un sentimiento emocional y natural que surge cuando se percibe una amenaza o un riesgo de perder a alguien que se valora. Los celos pueden surgir en cualquier tipo de relación, ya sea amorosa, amistosa o familiar, y su intensidad puede variar de una persona a otra.
Saber diferenciar entre los celos patológicos y los celos normales es importante. Los celos normales son una respuesta emocional común y generalmente temporaria, que puede surgir ante situaciones específicas que involucran la atención, el cariño o el interés de una persona por otra. Estos celos son una muestra de la importancia que se le da a la relación y pueden ser gestionados de manera saludable a través de la comunicación y la confianza mutua.
Por otro lado, los celos patológicos son un aspecto más extremo de los celos normales. Las personas con celos patológicos experimentan un sentimiento de inseguridad y desconfianza constantes, independientemente de la evidencia real de infidelidad o traición. Estas personas tienden a controlar y vigilar constantemente a su pareja, limitando su libertad y generando un ambiente de tensión y falta de confianza.
La diferencia entre celos y posesividad radica en que los celos son un sentimiento natural y temporal, mientras que la posesividad es un conjunto de comportamientos controladores y manipuladores que buscan anular la individualidad del otro. Es importante reconocer y trabajar en los celos de manera saludable, mientras que la posesividad es un problema más serio que requiere de intervención profesional.
Perfil psicológico de las personas posesivas
Las personas posesivas son individuos que constantemente buscan tener el control sobre los demás, necesitando que siempre estén a su lado y satisfagan sus deseos. Estas personas carecen de respeto hacia la individualidad, los anhelos y las necesidades de los demás, ya que su enfoque está únicamente en ellos mismos y en sus propias necesidades emocionales.
Existen algunas características comunes que suelen presentar las personas posesivas. En primer lugar, tienen pensamientos rígidos y su forma de pensar se basa en extremos, no reconocen puntos intermedios. Esto los lleva a juzgar duramente a quienes no comparten su visión del mundo, criticándolos constantemente. Además, estas personas carecen de empatía, ya que no toman en cuenta las necesidades, opiniones o acciones de los demás. Su egocentrismo es tal, que solo consideran su propia existencia y todo lo demás simplemente no existe para ellos.
Asimismo, las personas posesivas tienen un comportamiento y actuar propio, se rigen por sus propias reglas, lo que les proporciona una sensación de seguridad. Sin embargo, el problema surge cuando esperan que los demás también actúen según sus reglas y estén dispuestos a cumplir sus exigencias. Otra característica relevante es su baja inteligencia emocional. Estas personas no han desarrollado la capacidad de manejar adecuadamente sus emociones, por lo que cuando alguien no se comporta como ellas desean, suelen enfadarse, frustrarse y caer en comportamientos agresivos, como recriminaciones y culpabilizaciones hacia la otra persona.
Además, las personas posesivas suelen tener una actitud paternalista, creyendo que actúan en beneficio propio y de los demás. Ven a los demás como inferiores o poco formados, y consideran necesario ejercer control y supervisión sobre ellos. De esta manera, se convierten en un referente para la otra persona y esta acaba dependiendo de ellas. Otro rasgo característico es que estas personas creen conocer mejor que nadie las necesidades de los demás, imponiendo su voluntad sobre ellos. Quieren convertirse en la persona que decide por la víctima, anulándola y facilitando la manipulación.
Curiosamente, las personas posesivas no reconocen su propia posesividad. Sienten que tienen derecho a reclamar la atención y satisfacción de sus necesidades emocionales, utilizando estrategias manipuladoras para lograrlo. Estas características también se presentan en personas que sufren de "adicción al amor", quienes desesperadamente buscan la compañía de otra persona y temen estar sin pareja. Un estudio realizado por la Universidad de La Laguna encontró una correlación entre la adicción al amor y rasgos de personalidad dependiente, narcisista y pasivo-agresiva. Además, estas personas suelen experimentar más síntomas anímicos y somatizaciones.
El perfil psicológico de las personas posesivas se caracteriza por su necesidad de control y dominio sobre los demás, su falta de empatía y su incapacidad para manejar adecuadamente sus emociones. Es importante reconocer estos rasgos y tomar medidas para evitar caer en comportamientos posesivos o para alejarse de personas que los presenten, ya que pueden ser perjudiciales tanto para uno mismo como para los demás.
Cómo tratar una personalidad posesiva
Tratar una personalidad posesiva puede ser todo un desafío, pero es posible superar esta situación y establecer relaciones saludables. Aquí te brindamos algunas estrategias para abordar este tipo de personalidades:
1. Establecer límites claros: Es fundamental establecer límites y comunicar de manera clara cuáles son nuestras necesidades y deseos. De esta forma, la persona posesiva comprenderá que no puede controlarnos o manipularnos.
2. Mantener la calma: Es importante mantener la calma y no caer en provocaciones o discusiones infructuosas. La persona posesiva puede intentar generar conflictos para tener más control sobre nosotros, pero es esencial mantenernos firmes en nuestras decisiones y no dejarnos llevar por la confrontación.
3. Fomentar la comunicación abierta: Establecer un diálogo abierto y sincero puede ayudar a disminuir la posesividad. Es importante expresar nuestros sentimientos y emociones de manera asertiva y escuchar activamente a la otra persona. De esta forma, podemos comprender mejor sus preocupaciones y buscar soluciones conjuntas.
4. Fortalecer la autoestima: La posesividad puede estar relacionada con una baja autoestima. Es crucial trabajar en nuestro amor propio y confianza en nosotros mismos. Valorarnos y reconocer nuestras fortalezas nos ayudará a establecer límites adecuados en nuestras relaciones.
5. Buscar apoyo profesional: Si la personalidad posesiva persiste y afecta significativamente nuestras vidas, es recomendable buscar apoyo de un profesional de la salud mental. Un psicólogo podrá brindarnos herramientas y estrategias para manejar esta situación de manera más efectiva.
6. Reconocer situaciones tóxicas: Si la posesividad se convierte en violencia o maltrato, es fundamental buscar ayuda y protección. Existen asociaciones y organismos que brindan apoyo a personas en relaciones tóxicas y pueden ayudarnos a salir de estas situaciones.
Tratar una personalidad posesiva requiere de paciencia, establecimiento de límites claros y una comunicación abierta. Es fundamental fortalecer nuestra autoestima y buscar ayuda profesional si es necesario. Recordemos que merecemos relaciones sanas y respetuosas, donde se promueva la libertad individual y el respeto mutuo.
Queremos ayudarte a superar tus problema de pareja. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos
entender mejor lo que pasa en tu relación: