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Aunque las parejas son consideradas ese lugar de protección, de refugio y crecimiento, en la actualidad las parejas presentan una gran fragilidad, pero es que ahora el amor tiene matices líquidos y se dan muchas exigencias a la pareja sin que esto signifique que el otro va a ceder fácilmente.
La actual sociedad que nos está tocando sobrevivir padece de una fragilidad del nivel y de las fundaciones de las relaciones amorosas; esta era se conoce como la del fin de los grandes paradigmas y discursos.
Cuando en una pareja se presenta una decepción amorosa, desamor o ruptura de la relación, se experimentan emociones y sentimientos negativos, que aportan un gran dolor y sufrimientos a las personas. Este tipo de desesperación y dolor ocasionado por esos sentimientos no correspondidos, ni recíprocos son extremadamente difíciles de sobrellevar y pueden desencadenar problemas psíquicos y psicológicos severos.
El rompimiento de un vínculo amoroso y la separación de la persona amada, es experimentado como el desprendimiento de una parte del ser, activando un sentimiento de ansiedad por la separación en cada una de las personas. Por otra parte, la retirada o ausencia de esa persona amada provoca la desaparición de las esperanzas, deseos e ilusiones y la pérdida de ese compañero que era mucho más que una compañía, lo cual distingue ese momento en el que la incertidumbre y la soledad sofocan y agobian.
Cuando se produce la separación, se presenta una primera fase de negación, aislamiento y clausura que se instala en la persona en el momento inmediato a la notificación de la ruptura, que evoca un estadio de shock postraumático. En esta fase son frecuentes los estados de negación y la confusión de este hecho doloroso, la persona no lo cree, y su cabeza se llena de pensamientos motivadores acerca del cambio de opinión de su pareja referente a la decisión tomada, piensa que este pudiera regresar y que la situación es solo transitoria.
Con frecuencia la persona experimenta una clase de regresión emocional y psicológica, con una grave pérdida de autoestima y confianza sumado a un estado de dependencia emocional. Las actividades cotidianas y las responsabilidades se ven afectadas por el desinterés, la desunión y el aislamiento, que suman mucha frustración y dolor en el alma a la persona.
Entre los síntomas que puede presentar una persona por desamor se puede mencionar, la boca seca y sudoración excesiva en las manos. Estos síntomas podrán ir desarrollándose proporcionalmente al estado de ansiedad de la persona. Otros síntomas que se pueden presentar son el mal humor, llanto, rabietas, depresión, pérdida del sentido de la vida, negatividad, preocupación, desesperanza y desaliento.
Además, la persona más afectada por el rompimiento puede llegar a experimentar pérdida del apetito, disminución del ánimo, negación a disfrutar de sus actividades cotidianas y puede presentar también un aumento de la frecuencia cardiaca.
Luego pasa a la segunda fase de rabia, ira y enojo, en la que la persona cae en cuenta de la realidad y de manera sensata la acepta con sus consecuencias de proyectos interrumpidos y las metas y objetivos personales cercenados. Estos sentimientos de rabia, ira y resentimiento se revierten en contra de la pareja que lo abandonó e hirió en lo más profundo, pero también afecta a la persona que padece con estos sentimientos negativos causando una baja autoestima y graves sentimientos de culpa.
La fase de restaurar y recomponer cada pedazo de su vida se presenta luego de un trabajo complejo, difícil y gradual de reconstrucción que en algunos casos puede parecer imposible, pero que finalmente da sus frutos y la separación de esa persona ya no tenga importancia ni cabida en su vida y esté está listo para continuar viviendo nuevas experiencias.
La depresión tiene muchas causas, pero una de las más comunes es el rompimiento de una relación de pareja o amores no correspondidos. Es muy común encontrar personas que luego de decepciones y rompimiento amorosos no vuelven a enamorarse, inmóviles por ese dolor agudo que llegaron a experimentar, que no pudieron superar y se instalan en la evitación para eludir cualquier tipo de sufrimiento.
El desamor es un sentimiento muy intenso, pero pasajero. Puede llegar a ser un paso muy difícil para la persona afectada, por el intenso nivel de dolor que ocasiona y la creencia de que no podrá continuar la vida sin el otro, que no está completo, pero este sentimiento tarde o temprano pasa y queda en el olvido.
Por lo general, la persona afectada busca con quien desahogar sus sentimientos de dolor, un amigo, un terapeuta, esto puede ayudarlo a canalizar sus emociones y sentimientos y a calmar esa intensidad de dolor.
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