Las personas y los animales somos agentes cognitivos que estamos expuestos a un ambiente que está en constante cambio; la interacción entre el ambiente que nos rodea y nuestro organismo es dinámico; esta relación nos permite aprender nuevas habilidades para afrontar los problemas y salir airoso de estos. Sin embargo ¿Qué ocurre cuando estamos expuestos constantemente a estímulos negativos o aversivos?
Uno de los conceptos más importante que se ha desarrollado en la psicología es el de indefensión aprendida o desesperanza aprendida. Este concepto (propuesto por Bruce Overmier y Martin Seligman alrededor de la década de los ’60) nos dice que los seres humanos e incluso los animales, podemos desarrollar estados en el cual no emitimos ningún tipo de respuesta para evitar estímulos aversivos; es decir, podemos aprender a comportarnos de manera pasiva ante situaciones desfavorables; aunado a esto, se desarrolla una sensación subjetiva de incapacidad y se pierde la capacidad de generar nuevas respuestas a pesar de que existan estímulos u oportunidades de poder revertir la situación displacentera.
Este fenómeno se ha relacionado con la depresión clínica y se asocia a la perdida de expectativas, así como también a la pérdida subjetiva de control del entorno; la esperanza de alcanzar metas, una renuncia a toda posibilidad de que algo salga bien, etcétera. No se debe confundir este fenómeno con los términos de decepción y desesperación; la desesperanza es en palabras de González Tovar y Hernández Montaño “la percepción de una imposibilidad de lograr cualquier cosa, la idea de que no hay nada que hacer, ahora ni nunca, lo que plantea una resignación forzada y al abandono de la ambición y el sueño”. Pero ¿cómo podemos detectar esto?
Algunos indicadores que podemos tener en cuenta para saber si sufrimos de este fenómeno son: comportamientos pasivos, dificultad para aprender relaciones entre contingencias futuras; cambios en nuestra expectativa, aumento de la valencia negativas; perdida de voluntad e incapacidad de poder iniciar comportamientos para poder cambiar el entorno aversivo. Este fenómeno está relacionado a trastornos mentales tales como la depresión y también se puede observar en personas que han sido expuestas en condiciones constantes de abuso.
No podemos pensar que esto puede resolverse por sí solo o con el paso del tiempo; cómo bien se ha dicho, las personas que padecen de este fenómeno carecen de la posibilidad de encontrar las herramientas por sí solas para salir adelante; por eso la ayuda de un profesional de la salud mental es altamente recomendada; los tratamientos cognitivos conductuales han demostrado una alta eficacia en el tratamiento de estos problemas logrando ayudar a las personas que padecen de este problema.
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