¿Qué hacer con un pensamiento recurrente?

¿Cuántas veces has tenido un pensamiento que has preferido no tener? ¿Cuántas veces has tratado de bloquear un pensamiento determinado sin conseguirlo? ¿Cuántas veces el malestar causado por un pensamiento no te ha permitido llevar tu día a día con cierta normalidad?

Más del 50% de nuestro pensamiento es espontáneo e independiente del estímulo (Christoff, 2012). No podemos evitar tener ciertos pensamientos ni tratar de dirigir nuestro cerebro a pensar solo en aquello en lo que queremos pensar. Nuestro cerebro siempre está generando pensamientos espontáneos. Es importante aceptar que en según qué momentos, sobre todo en aquellos en los que estamos expuestos a un nivel elevado de estrés, pueden aparecer pensamientos intrusivos.

En ocasiones el malestar que sentimos tiene que ver con vivir como cierto un pensamiento determinado. Te propongo que cuando te sientas invadido/a por uno de tus pensamientos no trates de eliminarlo, bloquearlo e ignorarlo. Te invito a que pruebes de hacer todo lo contrario. Pon toda tu atención en él y dale el espacio que te está pidiendo. Pregúntate si es un pensamiento del pasado, del presente o del futuro.

Si lo identificas como un pensamiento del pasado, trata de extraer un aprendizaje sobre lo vivido en ese momento. (“Tendría que haber saludado porque ahora he quedado como un/a maleducado/a” – El próximo día saludaré aunque haya tenido un día complicado)

Si lo identificas como un pensamiento del presente trata de cuestionártelo. ¿Hasta qué punto esto que pienso es cierto? ¿Qué señales existen a mi alrededor que me garanticen que esto que estoy pensando sea así? ¿Hay algo que pueda hacer yo en caso de que sea real para minimizar su impacto emocional?

Si lo identificas como un pensamiento del futuro, proyéctate en ese escenario que anticipas y pregúntate; ¿Qué es lo peor que puede pasar si se hace realidad? ¿Tengo algún recurso para hacer frente a esa situación en caso de que ocurra?

Cuando miramos nuestro pensamiento de frente, le damos la importancia que tiene, lo sentamos en una silla y conversamos con él, el malestar que sentimos producto del mismo puede minimizar.

¡Pruébalo!