¿Qué son las creencias limitantes y cómo nos afectan?

¿Qué son las creencias limitantes?

La creencia o convicción es un concepto en el cual podemos filtrar la realidad de nuestro entorno, puede categorizarse por diferentes tipos: neutras, positivas o limitantes. Refiriéndonos exactamente a esta última, podemos tomar en cuenta que puede ser la que más nos puede impactar de forma más concreta en nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos o con los demás.

La creencia limitante es una manera de observar el mundo desde perspectivas que no nos permiten progresar en muchos ámbitos de nuestra vida, privándonos de prosperar como persona.

Se refiere a una convicción que no trae beneficios, que indudablemente queda plasmada para quien de verdad cree en esa idea, y actúa conforme a ella, moldeando su entorno, constituyendo su perspectiva del mismo.

Estas ideas pueden llegar a ser desde muy sencillas como: “Hoy no salgo porque puede llover y me puedo resfriar”, “Si voy a la tienda a esta hora seguramente ya está cerrada”, “No llegaré lejos en mi trabajo porque jamás valoran mi esfuerzo”.

Este tipo de ideas que te limitan son obtenidas desde muy temprana edad y a lo largo de la vida por medio de los criterios o valoraciones de personas que a nuestra perspectiva son una autoridad, o simplemente experiencias vividas que nos mentalizan o sugestionan de ciertas maneras que no nos permiten aprovechar oportunidades o afrontar situaciones adversas.

Se relacionan con la emoción del miedo y establecen cómo manejamos muchas áreas de nuestra vida: estudios, trabajo, el día a día o relaciones en general (“De que me servirá intentarlo, si es más seguro que no logre nada”). Sin embargo, se nos dificulta regularmente darnos cuenta a pesar de que afecta directamente nuestra vida, y nos cuesta cambiarlas.

¿Cómo nos afectan las creencias limitantes?

La capacidad de este tipo de creencias que nos limitan puede llegar a ser muy fuertes, al punto de afectar nuestro día a día de una manera tal, que no podamos aprovechar de muchas maneras nuestras cualidades como persona, según expertos llegan hasta paralizarnos, ya que el origen de una idea limitante es la de cohibirse de hacer algo o la inhibición en general. La abstención de actuar o pensar, de mantenernos siempre solo en una sola dirección, y principalmente la razón por la cual no salimos de la zona de confort.

Salir de la zona de confort probablemente otorgue como consecuencia algo sumamente provechoso en un ámbito tanto profesional como personal. Debemos tener presente que las creencias son enseñables, se heredan, permanecen en una cultura, en una sociedad, De manera que a veces debe haber un punto de desviación, alguien que la remodele, transforme, o que la critique de forma constructiva, ya que no necesitamos escuchar, “Eres malo en esto” o “Jamás los harás bien”.

También, las ideas o creencias limitantes igualmente nos pueden imposibilitar el discernimiento que podemos tener ante una situación o exponernos lo suficiente a la hora de aprovechar una oportunidad, diciéndonos nosotros mismos que “estamos bien en donde estamos, que lo simple es mejor o que no hace falta salir de nuestra zona de confort”.

Usualmente, es suficiente concientizar un corto tiempo y concentrarnos en la respiración para calmar nuestros pensamientos. Sin embargo, seguir en la zona de confort no quiere decir estrictamente que en donde nos encontramos es donde queremos estar. Porque probablemente te encuentres en circunstancias adversas cotidianamente en el trabajo, como no estar conforme con el trabajo, incomodidad con tus compañeros y regularmente hasta con el jefe. Pero hay personas que toman riesgos, quieren aprender cosas nuevas para poder emprender y zafarse de dichas situaciones, saliendo de su zona de confort repetidamente. Asimismo, hay personas que les da temor el exponerse a lo nuevo, lo desconocido, se paralizan por el simple hecho de creer que quizás no sea una buena idea porque puede salir mal.

Limitaciones reales

Más allá de hablar de lo que nos quitan las creencias limitantes, merece un poco el esfuerzo de aceptar lo que nos aporta en cuanto a límites reales. Tal como explica un experto, hay que tener cierta responsabilidad y concientizar que es una verdadera limitación, que existen cosas que no podemos llevar a cabo, o cualidades y particularidades que no van con nosotros.

De modo que, cada uno de nosotros tenemos algunas creencias limitantes que son ‘necesarias’, cabe destacar, que solo con el hecho de tenerlas podemos entender que no somos un ser omnipotente viviendo con la idea errónea en nuestras cabezas de que podemos hacerlo todo sin ayuda de nadie, convirtiéndonos en personas narcisistas, con una idea totalmente equivocada que no concierne con la realidad llevándonos a tener acciones anormales, y riesgosas.

Negatividad

Comentarios o pensamientos como “No soy bueno para esto” “No lograré hacerlo” “Siempre me va mal” etc, a primera vista pasan desapercibidos, pero inconscientemente se está nutriendo cada vez más el poder que tienen las creencias limitantes negativas en cualquier aspecto de nuestras vidas, socavando cada vez más y más hasta nuestras propias cualidades. Además, si las creencias que nos limitan son las que están definiendo nuestro día a día, nuestra autoestima se verá afectada sin duda alguna. Por ende, hay que encontrar un equilibrio, según los expertos.

De modo que, para poder darnos cuenta cuando falta este equilibrio, sería el hecho de estar sintiendo emociones negativas como inconformidad, insatisfacción, sentirte estancado, que no vas encaminado en ninguna dirección, te paralizas en tu vida, y cualquier tipo de estímulo resulta ser muy bajo, repercutiendo también en tu estado de ánimo significativamente.

El Origen de las creencias limitantes

Probablemente, ya te preguntarás qué origina estas limitaciones, algunos expertos señalan que los primeros años de vida son fundamentales; sin embargo, pueden seguir evolucionando a través del tiempo. Asimismo, también pueden desaparecer paulatinamente.

Somos un reflejo de todas las experiencias que hayamos acumulado en nuestra vida, un experto señala que hay dos tipos: la experiencia en primera persona usualmente se da cuando uno mismo trata de lograr algo, pero no lo conseguimos. Experiencias no personales cuando otra persona nos inculca que nuestra capacidad no es suficiente para determinada situación, etc.

En el primer tipo de experiencia, una derrota o fracaso marca significativamente en nuestro cerebro una frontera, y en el segundo tipo de experiencia tenemos en nuestros pensamientos que porque otra persona nos diga algo, no tenemos las cualidades o capacidades para poder hacerlo o aspirar a ello.

Las creencias no son determinantes, afirman los expertos. “En la vida pasan y suceden muchas situaciones que van influyendo. Es verdad que pasan a temprana edad, y en el transcurso de nuestras vidas. Sin embargo, igualmente, pueden transformarse en una creencia no limitante o positiva, o simplemente desaparecer”.