La familia es uno de los ambientes más comunes donde pueden presentarse casos de relaciones toxicas
La familia es uno de los ambientes más comunes donde pueden presentarse casos de relaciones toxicas, ya que está compuesta de varios individuos con diferentes edades, sexo, temperamentos, unidos por un sentimiento de afecto e intimidad. Desde el momento de nacer se establece una conexión física y emocional con los padres y dentro de la estructura familiar.
En la dinámica familiar, cuando un niño tiene una infancia feliz, van conociendo y experimentando su autonomía emocional a medida que va creciendo, esto le permite formar relaciones sanas con su entorno y el mundo fuera del núcleo familiar. A medida que los niños crecen esa conexión emocional con sus padres permanece, pero de forma más saludable. Cuando esa necesidad de conexión emocional tiene carencias o exceso en el núcleo familiar es cuando se presentan problemas. En el caso que el niño no pueda llenar o satisfacer esa necesidad emocional en el sistema familiar el panorama se complica, si por el contrario tiene un exceso de atención durante su infancia se desarrolla pensando que es una situación normal y le exige a sus padres una atención exageradamente excesiva que al llegar a la adolescencia o etapa adulta se transmiten las exigencias a la pareja, amigos o compañeros.
En un ambiente familiar donde reina la violencia física, verbal y emocional hacia el niño o entre los miembros del núcleo familiar, la depresión, la inestabilidad, el desorden, la ausencia de reglas y rutinas, es un escenario potencialmente dañino.
La familia no la escogemos, es impuesta por ello hay que adaptarse a ello y aunque cada persona tiene su independencia existen normas que debemos seguir dentro del corazón de la familia.
Es un hecho sin discusión que mientras más notable sea la posición de la relación tóxica, más consecuencias negativas tendrá en la unidad familiar y más difícil resulta enfrentar o salir de ese tipo de problemas. Existen familias rígidas donde la toxicidad está a la orden del día, consecuencia de manejar el uso irracional e intenso del poder que además dificulta relacionarse, expresar los sentimientos y opiniones libremente y mostrarnos de manera transparente. La mayoría de los conflictos familiares tiene su origen en la lucha por el poder, tener la razón, la ausencia de límites, reglas y el poderoso sentimiento de derecho. Para poner un freno a este tipo de relaciones en el seno de la familia es de suma importancia fomentar la comunicación, las habilidades sociales y fijar límites y normas firmes y claras.
Para detener la toxicidad de un grupo familiar es importante tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- La empatía: Tener la disposición de colocarse en el lugar de otra persona y ser receptivo con el otro hace más fácil las relaciones, claro está, sin caer en la situación de ser sumiso, condescendiente ni someterse a todos los deseos de los demás cuando no quiera hacerlo. Solo se necesita escuchar y tomar en cuenta lo que lo demás quiera expresar.
- Ser asertivo y utilizar las palabras correctas: Eliminar del escenario las luchas por el poder, querer tener siempre la razón, invadir la intimidad de algunos miembros de la familia, colocando límites a través de una comunicación efectiva.
- Es importante poder expresar un “no” cuando sea necesario y sentir seguridad de sí mismo fomentando la capacidad de elección. Usar las palabras “por favor”, “gracias” y ser considerados, respetuosos y amables debe ser una práctica diaria y constante en el entorno familiar.
- Mantener las formas: Exponer lo que se piensa de manera educada y consideración con los demás es de suma importancia para evitar conflictos. Además, se debe tener mucha tolerancia a la frustración por una respuesta negativa.
- Hay que tener muy presente el filtro de la educación y el respeto al comunicarnos y expresar lo que queremos decir o pensamos. Siempre hay un miembro de la familia que dice las cosas como le parece y quiere colocar su opinión por encima de todos creando disputas. Lo importante es tomar distancia ante estos conflictos y poner un límite de manera serena y pacífica aclarando que lo que dice causa emociones negativas para poner un freno ante la situación.
- Dejar de lado la impaciencia: Ser paciente va de la mano con la tolerancia, esperar el mejor momento y no comportarse de manera impulsiva dando paso a pensar antes de actuar.
- Puede pasar que solventar una situación de conflicto en una relación familiar tóxica no sea posible, en este caso lo importante es tomar una decisión y asumir las consecuencias positivas o negativas derivadas y encontrar un pacto de respeto con respecto al desacuerdo para hacer más fácil la convivencia.
- Respetar la intimidad, el tiempo y espacio de cada relación; Saber aceptar un no de respuesta y evitar abusar de la confianza y entrometerse para evitar conflictos familiares de mayor magnitud. Generalmente, en las relaciones se pueden dar por sentadas muchas cosas en las cuales no hay establecido ningún acuerdo.
En todas las familias y contextos hay personas nocivas o depredadores lo más importante es saber identificarlos y establecer una protección ante ellos, manejando apropiadamente las emociones negativas. Se debe saber mantener la cordura estableciendo un límite mental y físico el cual nunca debemos sobrepasar. Hay que sembrar la responsabilidad emocional en el seno de las familias, sanar las heridas y evitar protegernos del dolor y el sufrimiento a través de la toxicidad.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: