Los límites y las normas no son malos, todo lo contrario, dado que estos nos protegen, nos dan confianza y estabilidad. Nos ayuda a establecer relaciones sanas y no tóxicas con los otros. Pero a veces puede resultar difícil poner límites y mantenerlos.&nb
Muchos padres acuden a mi consulta porque no saben dónde y cuándo es adecuado poner los límites a sus hijos.
A medida que crecen los niños, van ganando independencia, van probando cosas, expanden sus conocimientos y a su vez, por pequeñas situaciones se frustran, arman berrinches, etc.
Es acá dónde como personas, nos empezamos a encontrar con la necesidad de plantear los primeros límites y normas, resultando bueno la presencia de padres con capacidad de diálogo con sus hijos y claridad para pautar cuáles debieran ser.
Poco a poco nuestros hijos van descubriendo, tomando conciencia, que los actos tienen consecuencias, y que el aprendizaje de normas nos va preparando para la convivencia.
Límites y normas
Los límites y las normas no son malos, todo lo contrario, dado que estos nos protegen, nos dan confianza y estabilidad. Nos ayuda a establecer relaciones sanas y no tóxicas con los otros.
Pero no es fácil poner y sostener estos límites, es por eso por lo que quiero aconsejar algunas cosas al respecto, para hacerlo sin culpas y convencidos de que representan un bien.
No es bueno concluir que es mejor evitarlos ya que ser demasiado complaciente y hasta sobreprotector, podría ser una conducta a largo plazo perjudicial para los hijos.
Consejos para poner límites
Para ser efectivos en los límites sugiero los siguientes 6 consejos:
- Poner pocos límites, sencillos, que se puedan comprender y hacerlos cumplir por lo concretos que son. Los límites deben ser objetivos: “Por favor guarda los juguetes en su lugar”.
- Hacerlo en forma positiva, reforzando los beneficios, los valores que conlleva, los efectos buenos del mismo. Por el contrario, las amenazas no son un camino que aconseje.
- Nunca poner un límite desde el enojo, ni gritando, es preferible primero tomarse un tiempo para calmarse y poder pedir adecuadamente lo que queremos en forma emocionalmente equilibrada.
- Este consejo está vinculado al anterior, es bueno dar razones, explicar el sentido del límite y evitar el famoso “porque sí”.
- Debemos ser coherente con los límites que exigimos, se debe predicar desde el ejemplo, no se puede exigir no gritar, si yo grito, por ejemplo.
- Por último, y no por esto menos importante, dejar en claro cuánto amamos a ese niño o persona, en eso debería fundarse la autoridad del límite y dar a entender que lo que se observa es en todo caso una conducta, pero siempre respetando y valorando la persona.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación: