Bailando se despiertan emociones y fantasías a través del movimiento, lo que facilita la expresión de sensaciones, emociones, sentimientos y estados de ánimo de forma natural y desinhibida.
Bailando se despiertan emociones y fantasías a través del movimiento, lo que facilita la expresión de sensaciones, emociones, sentimientos y estados de ánimo de forma natural y desinhibida. De esta manera podemos conectar con nosotros mismos y con las emociones que reprimimos, como la rabia y la ira, o la ansiedad y la angustia.
Además, el baile es una forma de expresión creativa lo que ayuda a conectar con uno mismo, potenciando y fomentando la espontaneidad y la creatividad que llevamos dentro.
Como hemos mencionado en las primeras líneas, bailar es una actividad social, que hace que proporcione muchas oportunidades de relacionarnos. Asistir a clases de baile puede mejorar las relaciones interpersonales, ya que es un punto de encuentro para hacer amigos y mejorar el desarrollo de habilidades sociales.
Otro ejemplo de bailar como agente socializador lo podemos observar cuando los jóvenes llegan a la adolescencia (y se inicia el proceso de socialización secundaria), momento vital en el que es muy común que chicos y chicas comiencen a ir a discotecas. En este tipo de locales el efecto del baile actúa como desinhibidor y potenciador social, bailar y conocer gente nueva van de la mano. Ayuda a la mente a descentrarse de los problemas y preocupaciones que la inundan durante el día, facilitando que dejemos de pensar en clave negativa, y reduciendo así los estados de tensión y estrés, obteniendo sensaciones de bienestar. Ayuda a canalizar la adrenalina e inducir la alegría, aumentando la vitalidad, la motivación y la ilusión por la vida, lo que hace a las personas positivas.
Al mejorar el estado de ánimo de las personas que lo practican, diversos investigadores han querido estudiar sus efectos en trastornos del estado de ánimo, una de las investigaciones más concluyentes es un estudio realizado en Corea el año 2005 donde se comprobó que la terapia de movimientos de baile (DMT) en adolescentes con depresión leve, regulaba el estrés disminuyendo los niveles de dopamina y mejoraba el estado de ánimo aumentando niveles de serotonina.
Otra forma en la que también ayuda a mejorar la seguridad en uno mismo, es que cada vez que se consigue el dominio de un nuevo paso de baile, la persona experimenta un aumento de la confianza al considerar este hecho como un logro, y cada logro que consigue refuerza positivamente el autoconcepto, trasladando la confianza a otros aspectos de la vida.
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