Dicen que el amor es ciego, pero no tiene que ser así. Normalmente algo dentro nuestro nos advierte de que algo no funciona bien en nuestra relación amorosa, pero muchas veces no queremos hacer caso a esas señales para no afrontar la realidad.
¿A quién no le ha pasado que al enamorarse, al principio de la relación percibe de forma exaltada todas las cualidades del otro?, todo lo apreciamos perfecto, ideal y no podemos siquiera pensar que nuestra media naranja pueda tener rasgos de personalidad, conductas o actitudes que podrían en el futuro causarnos disgustos, o incluso, envolvernos en una relación tormentosa e infeliz.
Dicen que el amor es ciego, pero no tiene que ser así. Tenemos dentro de nosotros algo que nos advierte que algunas cosas no están funcionando en nuestra relación amorosa (a veces por intuición, a veces por deducción), pero muchas veces preferimos no tomar en cuenta estas advertencias para no afrontar la realidad que nos incomoda o asusta. Decidimos entonces volvernos “ciegos selectivos” ante nuestro ser amado, permitiéndonos ver solo lo bueno, lo noble y lo que nos conviene según nuestras expectativas, o peor aún, justificamos los defectos del otro, enfocándolos a nuestra conveniencia.
Por ejemplo, si nuestra pareja es muy celosa, nos diremos que es porque nos quiere mucho.
¿Nos dejamos llevar por el optimismo?
Por supuesto que sí, lo más fácil es reconocer en el ser amado lo bueno, lo que nos gusta y nos hace feliz. Nos volvemos optimistas o ciegos selectivos, afirmando que al fin conseguimos a la “pareja perfecta” y no nos damos cuenta de sus defectos o los minimizamos… pero…
¿Qué deberíamos hacer?
Deberíamos preguntarnos con sinceridad: ¿Qué sabemos realmente de la otra persona más allá de lo que presumimos o imaginamos? ¿Conocemos su proyecto de vida?, ¿sabemos cómo trata a su familia, a sus padres, a su ex pareja/esposa/esposo, a sus hijos?, ¿sabemos cuál fue la causa por la cual perdió su anterior empleo?, ¿cuáles son sus hábitos, se parecen a los nuestros?, ¿cómo prefiere disfrutar de su tiempo libre?, ¿cómo nos trata cuando no lo complacemos en sus caprichos?, ¿realmente es la persona que aparenta ser?
La respuesta sincera a estas preguntas podría ayudarnos a conocer realmente a nuestro ser amado y a nosotros mismos y llevarnos a tomar las decisiones o correctivos sobre nuestra relación, antes de que sea demasiado tarde, por ejemplo asumiendo que sea necesario alejarnos de esa persona o consultando con un psicoterapeuta, en caso de tener dudas sobre cómo reaccionar o afrontar determinadas conductas en el otro. Si no logramos hacer esto a tiempo, iremos acumulando resentimientos en nuestra relación o tendremos una decepción enorme acompañada de un gran sufrimiento, cuando realmente abramos nuestros ojos a la realidad.
Algo que nos puede ayudar a evitar actuar como ciegos selectivos con nuestra pareja es observar cómo se comporta esa persona que queremos incorporar a nuestras vidas ante una emergencia, una crisis o una discusión con otras personas, ya que probablemente reaccionará de forma similar cuando tenga problemas que afrontar dentro de la relación amorosa.
También deberíamos hacernos las siguientes preguntas: ¿ante un problema importante, nuestra pareja encara las situaciones o las evade?, ¿se pone agresivo bajo presión o afronta con coraje y valentía las situaciones de riesgo o amenaza?, ¿se puede contar con esa persona al momento de necesitar de apoyo urgente o es una persona evasiva ante los compromisos o solicitudes de última hora?
Como oftalmólogos de nuestras propias vidas, debemos tratar de detectar si nuestra pareja tiende a ser manipuladora con nuestros sentimientos o con los de otros. Por ejemplo, si trata de hacernos sentir culpables de su infelicidad o problemas, si nos ataca cuando le reclamamos por situaciones en las que no ha actuado, o si culpa a otros por sus propias debilidades o conductas patológicas: “yo no puedo quererte, por culpa de mis padres que no me querían” o “eso es culpa tuya, por dejarme solo”, o cuando esconden personalidades psicopáticas, celópatas o agresivas: “me puse agresivo porque tú me estabas insistiendo mucho” o “te pegué porque a mí me pegaban de pequeño”, o “salí con esa otra chica, porque tú has engordado”.
Ese tipo de situaciones indica que esa persona no es capaz de asumir la responsabilidad de sus actos y siempre pretenderá arrojar hacia ti o hacia otros las cargas y compromisos, así como las culpas y responsabilidades de la relación. No podemos volvernos ciegos selectivos aceptando este tipo de conductas por más amor que sintamos por esa persona.
Si te descubres justificando las conductas negativas de tu pareja, sobre todo cuando tus familiares o amigos te están advirtiendo sobre las cosas que no quieres ver, Psonríe pone a tu disposición su plataforma en línea, las 24 horas, los 365 días del año, con la cual podrás comunicarte conmigo o con el psicólogo de tu preferencia que te ayudará a distinguir si estás siendo un ciego selectivo o todo está dentro de la normalidad.
¡Abre tus ojos! Estamos para ayudarte a superar estos retos, para que puedas afrontar con madurez y sabiduría los cambios necesarios para que tú y tu pareja puedan tener una vida feliz, sincera y ajustada a la realidad.
Queremos ayudarte a superar tus problema de pareja. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos
entender mejor lo que pasa en tu relación: