Ser un líder organizacional implica enfrentar diversos desafíos que requieren comprender el contexto en el que nos encontramos.
En la actualidad, ser un líder organizacional implica enfrentar diversos desafíos que requieren comprender el contexto en el que nos encontramos. El papel de aquellos que lideramos equipos adquiere mayor importancia, ya que ser jefe o tener personas a cargo no es suficiente. Es momento de poner en práctica las cualidades que todo líder debe poseer. En tiempos de crisis, un liderazgo más humano se vuelve esencial para mantener la motivación de los empleados y adaptar la estrategia a los cambios.
Cada día, los líderes nos enfrentamos a la toma de numerosas decisiones y a la resolución de problemas que antes no habíamos experimentado. Lo que funcionaba ayer puede cambiar rápidamente. La velocidad es implacable y los desafíos son constantes. Sin embargo, aquellos líderes que logran guiar a sus equipos hacia resultados extraordinarios obtienen una satisfacción inigualable. Entonces,
¿Cómo pueden los líderes anticiparse y ser más eficientes en un entorno en constante cambio?
Según los datos de la consultora Franklin Covey, el liderazgo puede definirse a través de los siguientes roles:
Crear confianza: Ser un líder creíble al que los demás elijan seguir, alguien con competencia y carácter.
Crear visión: Definir de manera clara el propósito y la dirección correcta para alcanzarlo.
Ejecutar estrategias: Obtener resultados consistentemente con y a través de otros, siguiendo procesos disciplinados.
Desarrollar el potencial: Permitir que cada persona mejore su desempeño, resuelva problemas y desarrolle su carrera al máximo.
Siguiendo estos principios, los líderes podemos descubrir cómo inspirar confianza y ganar credibilidad en nuestros equipos, fomentando el logro de resultados. Nos enfocamos en crear un entorno en el que las personas deseen quedarse y contribuir, fortaleciendo la relación positiva entre la organización y su personal.
El momento actual nos obliga a construir un liderazgo con un propósito claro y más humano. Las circunstancias complejas que enfrentamos hoy en día evidencian que nunca habrá un momento perfecto para actuar. Podemos encontrar mil razones para decir que no podemos hacer algo, pero en las crisis es cuando surgen nuevas oportunidades. Por esta razón, es conveniente para ser un gran líder tomar acción en estas situaciones. Si nos quedamos en el pensamiento de "algún día" o "ahora no es el momento adecuado", nunca lograremos avanzar.
En el nuevo paradigma empresarial, se reconoce a las organizaciones como organismos vivos y ágiles que se distinguen por:
Estrategia de crecimiento: centrada en crear y mantener valor para el cliente a lo largo de toda la relación comercial.
Red de equipos empoderados: se otorga a las personas responsabilidad y autoridad claras para fomentar el compromiso, encontrar soluciones ingeniosas y lograr resultados superiores.
Atención a los cambios del entorno: mediante iniciativa propia, utilizando herramientas como los mapas de experiencia del cliente y foros de discusión.
Periodos rápidos de aprendizaje y toma de decisiones.
Creación de una visión y propósitos compartidos.
Modelo de personal dinámico que estimula la motivación.
Implementación de tecnología habilitadora de próxima generación.
Los equipos que suelen existir en las organizaciones ágiles son:
Equipos transversales: se enfoca en la coordinación entre propietarios del producto respecto a la prioridad y visión, así como la coordinación entre equipos para determinar qué entregar. Estos equipos están compuestos por individuos con diversas habilidades funcionales y de diferentes niveles en la organización. Normalmente trabajan de manera conectada e integrada. Los procesos en los que participan estos equipos son el desarrollo o lanzamiento de productos.
Equipos autogestionados: son equipos estables que definen su forma de trabajar y son colectivamente responsables del proceso desde el principio hasta el final, basándose en indicadores clave de rendimiento. Aunque trabajan en equipo, suelen ser más independientes y se dedican a tareas repetitivas. Los procesos en los que se involucran son los servicios al cliente, la venta y la fabricación.
Colectivos de "flujo al trabajo": se trata de una reserva de individuos que realizan diferentes tareas a tiempo completo según las necesidades prioritarias. Estas tareas pueden durar desde horas hasta meses. Por lo general, trabajan de forma individual, aislada y repetitiva. Los procesos en los que se integran son los servicios corporativos (RRHH, legal, etc.).
EL LÍDER EN LAS ORGANIZACIONES
En las organizaciones ágiles y modernas, se requiere de líderes en lugar de jefes. Los jefes se enfocan en administrar y desarrollar procesos, seguir protocolos e instrucciones, y motivar a las personas para que se ajusten a las normas. Por otro lado, los líderes impulsan a los equipos a generar innovación, desarrollar visiones y estrategias, asumir riesgos, romper el statu quo y evolucionar de manera natural.
En este sentido, la gestión mediante coaching desempeña un papel fundamental en las organizaciones. Los líderes-coaches utilizan herramientas y fundamentos del coaching para liderar la empresa. Además, generan cambios y actúan como catalizadores de dichas modificaciones, empoderando a las personas para que desarrollen sus habilidades y logren resultados extraordinarios.
El líder-coach se considera un "servant leader" (líder servidor) que lidera tanto a sí mismo como a los demás. Su principal aliado es la pregunta, ya que busca que los colaboradores reflexionen y exploren el presente y diseñen el futuro. Según Mayte Sanchidrián, el líder-coach trabaja con el Modelo Grow, permitiendo que los trabajadores descubran por sí mismos el camino a seguir a través de preguntas socráticas, en lugar de decirles cómo hacerlo.
El líder desempeña un papel fundamental en la creación de la cultura organizacional, transmitiendo valores, visión, ética, mitos y leyendas. Entre los valores que esta figura busca fomentar en sus equipos se destacan:
- Rendimiento: orientación hacia resultados, crecimiento personal y producción colectiva.
- Responsabilidad: mutua, con un número reducido de miembros, a nivel individual y basada en la confianza.
- Habilidades: tanto funcionales y técnicas, como interpersonales, resolución de problemas, flexibilidad y un alto potencial de aprendizaje.
- Compromiso: con objetivos concretos, enfoque común, desafíos y disciplina.
Por último, es importante mencionar que, para liderar cambios en entornos de incertidumbre, el líder debe utilizar un lenguaje asertivo para lograr una comunicación efectiva. Esto implica ser flexible, respetar a la otra persona con la que se comunica, evitar comparaciones y juicios, aprender de los errores, compartir experiencias y estar dispuesto a rectificar cuando sea necesario. En consecuencia, el líder deberá buscar constantemente nuevas formas de comunicación para adaptarse a las circunstancias cambiantes.
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