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Cuando nos acostumbramos a una rutina en la vida, a una manera de existencia, un modo de vida de trabajo, nuestro bienestar emocional estará estrechamente relacionado a las rutinas y hábitos. Un ejemplo de esta situación, es la depresión postvacacional. Al cambiar esa rutina caótica, de horarios y estrés en la jornada laboral, tomarse un tiempo para tomar un descanso, un tiempo de relajación y de ocio nos hace olvidar rápidamente la rutina de horarios para el trabajo, estudios, etc.
Ya que nos hemos acostumbrado a tener este tiempo para relación y esparcimiento, volver a esa rutina de horarios y trabajo suele ser duro, y por este motivo vamos a explicar justamente como nos afecta la depresión postvacacional.
La depresión postvacacional no es un trastorno psicológico, el malestar que se experimenta no es lo suficientemente grave ni intenso y mucho menos con características propias como para ser definida como una psicopatología. Aún así, se puede observar en algunas personas con depresión postvacacional que se hacen evidentes una serie de alteraciones emocionales de mucho significado que aparece durante un tiempo luego de culminados los días de vacaciones, en estas alteraciones emocionales sobresalen las siguientes:
Falta de motivación: se hacen presente las dificultades para desarrollar tareas luego que culminan las vacaciones, no hay la motivación a un 100%.
Rumiación: este tipo de rumiación va relacionada con la melancolía, la persona se siente mal al tener los recuerdos de lo que vivió durante sus vacaciones, y el dilema aparece justo por no poder continuar esos días de ocio en su presente.
Sentimientos de culpa: esto es muy normal. Una persona puede sentirse culpable por no haber hecho más cosas los días de sus vacaciones.
Indecisión: la persona puede experimentar frustración ante la gestión del tiempo; es decir, puede presentar dificultad para tomar el tiempo para organizarse.
A estas características se le puede añadir otra alteración psicológica como son los biorritmos alterados, este suele aparecer como consecuencia de la necesidad de asumir un nuevo horario. Muchas personas pueden sentirse adormecidas cuando tienen que rendir; así mismo, presentan problemas para ir a la cama y conciliar el sueño. En conjunto, todo lo mencionado, hace una combinación donde el estado de ánimo de una persona decae considerablemente.
Aquellos trabajadores que ven el retorno a sus actividades laborales como una situación adversa, en el que deberán enfrentarse nuevamente al estrés, son las personas que tienen un mayor porcentaje de sufrir del trastorno de ansiedad, denominado depresión postvacacional. Basándonos en esta situación vamos a describir cuáles son los 4 tipos de personas que corren más riesgo de padecer de depresión post vacacional:
El fóbico: en este tipo se prefiere evitar afrontar situaciones que se ven difíciles de asumir, por este motivo su deseo es permanecer de vacaciones constantemente, porque estando de vacaciones su estrés disminuye. Este tipo de persona frecuentemente quiere delegar sus responsabilidades laborales a otras personas.
El planificador: este tipo de persona es muy obsesiva, tienen que tener el control de todo, siempre está en planificación, hasta antes de culminar sus vacaciones e iniciar horario laboral nuevamente. Son vulnerables a padecer de depresión postvacacional, lo que esperan es culminar sus vacaciones para comenzar a trabajar y todo le resulte según lo planeado. si surge algún imprevisto se les verá irritables y nerviosos.
Controlador: esas personas que poseen una especie de trastorno obsesivo-compulsivo, que deben seguir algún ritual en el día a día. Dejan de realizar ciertas actividades para que no sucedan cosas malas, que todo fluya bien. El control excesivo los hace ejercer sobre su realidad una ansiedad intensa.
El negativo: son las personas que constantemente hacen comentarios negativos, pensamientos catastróficos de cosas que pudieran suceder en un futuro.
En el caso de sufrir de depresión postvacacional, no debemos angustiarnos, existen soluciones para dejar de sentirnos de esta forma lo antes posible. Lo primero es entender que es una situación pasajera y que se debe tener paciencia. Es normal que estemos un poco lentos para retomar el ritmo de trabajo, así que no nos presionemos y ya iremos agarrando el ritmo. Cuando nos afecta la depresión postvacacional es normal sentir sueño, dificultad para prestar atención y sentir agotamiento.
Por otra parte, para que la depresión postvacacional vaya disminuyendo lentamente, es bueno que cada mañana, luego de levantarnos, frente al espejo, nos preguntemos qué actividades tenemos pendiente, como si nuestra depresión postvacacional no existiera. de todas esas actividades podemos seleccionar una, la que más nos guste o la más sencilla y realicemosla.
Lo mejor para dejar de sufrir de esta depresión rápidamente, es hacer pequeñas acciones o tareas, como si no existiera ese síndrome postvacacional, y ya pasados ciertos días iremos retomando la rutina diaria. Si dejamos que la depresión postvacacional nos domine, y no realizamos las tareas diarias y las postergamos, nos dará más pesar cada día, y esa carga se puede transformar en un problema mayor de depresión o de ansiedad.
Queremos ayudarte a superar los problemas generados por el coronavirus. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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