La conexión emocional que se presenta entre las personas, se le conoce como apego, en especial en el tipo de relaciones afectivas y cercanas.
La conexión emocional que se presenta entre las personas, se le conoce como apego, en especial en el tipo de relaciones afectivas y cercanas. El apego se desarrolla durante nuestra vida, iniciando a muy temprana edad, desde la infancia, con los vínculos afectivos y emocionales que se crean entre los bebés y sus progenitores. Estos primeros apegos tienen una gran importancia por la manera en que las personas se relacionan con otras en el futuro. El apego en sí fue desarrollado por el psicólogo John Bowlby en el año 1950, este se interesó por la manera en que la relación temprana entre los bebés y sus progenitores influyen en el desarrollo social y emocional de los niños, y su habilidad para crear relaciones saludables a lo largo de su vida. Se sostenía que los bebés tienen una necesidad de establecer un vínculo emocional con su progenitora, pues esta les proporciona la seguridad necesaria para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales básicas, así como para explorar el mundo que le rodea.
El apego se puede clasificar en dos categorías principales, por una parte, está el apego inseguro que se presentan de experiencias tempranas como abuso, separación de los progenitores o negligencia. Por otra parte, está el apego seguro, que se caracteriza por la seguridad y confianza en la relación con los progenitores. La teoría del apego, ha sido ampliada y desarrollada por otros investigadores, pero en específico la investigadora Mary Ainsworth propuso “el procedimiento de la situación extraña” para estudiar los patrones de apego de los infantes. El estudio del apego, tiene un gran sentido e impacto de importancia en la psicología y ha influido en nuestra comprensión del desarrollo de las relaciones afectivas de las personas, en cómo se relacionan con otros seres humanos y cómo surge el beneficio psicológico y emocional en términos generales.
Vínculo de apego seguro y sus beneficios
Este apego seguro se le conoce por la sensación de confianza y seguridad en la relación de un niño con las figuras que tiene como apego, lo que le facilita explorar el mundo y enfrentarse a desafíos sin sentir ansiedad o amenazas. Las personas que han logrado el desarrollo del vínculo del apego seguro, no tienen reparo en solicitar el apoyo emocional de otras personas cuando lo necesitan, tienen la capacidad de aceptar ayuda de otros cuando se les ofrece y son capaces de establecer relaciones emocionales satisfactorias y duraderas. Se trata de personas que logran establecer relaciones emocionales significativas y profundas y sienten comodidad compartiendo sentimientos y pensamientos con otras personas. Las personas con apego seguro, poseen la capacidad de perseguir sus propios interés y metas y mantener su independencia, sufren menos depresión y ansiedad, tienen mayor resistencia a la adversidad y al estrés, son emocionalmente estables.
El apego seguro se va formando mediante la interacción temprana de los bebés con sus padres y personas a su alrededor, en esta etapa los niños van aprendiendo a confiar en que sus necesidades son atendidas y las personas que le quieren van a estar disponibles para ellos. En el transcurso de la vida, la convivencia y experiencias de relaciones interpersonales positivas, influyen a incrementar y fortalecer el apego seguro, en cambio, las experiencias negativas o traumáticas suelen desarrollar patrones de apego inseguro.
Existe una gran posibilidad de fomentar un apego seguro en las relaciones si se logra establecer una relación con un adecuado apoyo emocional y una relación cercana. Hay que estar prevenido a las necesidades emocionales de un niño, responderles de una forma receptiva y sensible, ayudarles a gestionar sus emociones cuando necesiten la figura de apego. Así mismo, es importante facilitar estabilidad en las relaciones utilizando límites claros y normas, cumpliendo con los compromisos o promesas adquiridas y manteniendo una rutina estable.
Establecer un vínculo de apego seguro no quiere decir que se debe sobreproteger a los niños y colocarle en una burbuja de protección, más bien quiere decir, que se debe incrementar su independencia y autonomía para que logre por sí mismo afrontar desafíos y adquirir nuevas experiencias, proporcionándoles apoyo y las herramientas cuando lo necesite. Una manera muy efectiva de relacionarnos con nuestros hijos es realizando actividades y juegos. Los niños pequeños aprenden experimentando y jugando, compartiendo con ellos estos momentos les permitirá desarrollar su estima y nos ayudará a reforzar nuestro vínculo afectivo o de apego seguro. También nos ayudará el contacto físico, los abrazos, los besos demuestran y generan bienestar, siempre teniendo presente el respeto a las necesidades de cada uno, se debe tomar en cuenta que cada niño es distinto, unos más cariñosos que otros y que no se debe obligar nunca una relación.
El apego seguro trae muchos beneficios tanto para la salud física como la salud mental. Los menores que han desarrollado un vínculo de apego seguro con sus progenitores suelen a vivir relaciones más estables y saludables a lo largo de su vida, logran desarrollar una alta autoestima y una mayor sensación de seguridad en confianza en sí mismo, adquiriendo un alto nivel de resiliencia, lo que les hace ser resistentes a los efectos negativos de la adversidad y el estrés, a su vez logran mejor recuperación a las situaciones difíciles.
Los individuos que han tenido un vínculo de apego seguro tienen una mayor capacidad y bienestar psicológico general, el cual incluye menos depresión y ansiedad, y una mejor sensación de satisfacción con la vida. Ahora bien, tomando en cuenta otros beneficios del apego seguro, nuestro físico también sale favorecido, las personas con apego seguro poseen un sistema inmunológico con menos incidencias a las enfermedades y más fuerte para evitar las enfermedades crónicas como las patologías cardíacas y la diabetes.
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