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El trabajo nos puede aportar muchos beneficios, pero se debe tener consideración de no vivir para trabajar. Cada día se hace más frecuente las personas que solicitan ayuda psicológica por pensar en vivir para trabajar. El aspecto laboral en nuestra vida es una cosa de importancia, estos logros laborales pueden representar grandes satisfacciones, pero no debe dominar por completo nuestra vida.
Cuando dejamos que nuestro trabajo nos domine se comienza a descuidar otros aspectos de la vida como los amigos, la familia e incluso la pareja. Vivir solo para trabajar y alejarse de la vida puede generar depresión, soledad y hasta enfermedades físicas, como consecuencia del exceso de estrés.
La vida personal se puede ver perjudicada y deteriorada, los efectos psicológicos de esta situación pueden ser:
No es ninguna cosa sorprendente que el exceso de trabajo se relacione con síntomas de depresión. La suma de todas estas condiciones hacen a un individuo tener un mayor riesgo de sufrir un episodio depresivo. Un ambiente psicosocial inestable, en conjunto con las largas horas de trabajo, se relaciona con síntomas de depresión.
Este síndrome está vinculado con el exceso de trabajo y la inconformidad laboral. Los síntomas del síndrome del trabajador quemado pueden manifestarse de forma física, como dolor de cabeza o de espalda, náuseas, tensión muscular o fatiga. También puede causar efectos a nivel psicológico como lastar la motivación o causar irritabilidad.
Esto es una consecuencia negativa del exceso de trabajo, el sentimiento de soledad. Estar siempre centrados en el trabajo, nos hace olvidar el cuidado que se le debe brindar a las conexiones con nuestro entorno. De esta manera, se podría dañar los vínculos más importantes en la vida, como lo son los hijos y la pareja. Perder los vínculos afectivos con amigos, compañeros de trabajo, pareja y familia, contribuye a padecer los sentimientos de soledad.
Otro de los efectos psicológicos de vivir solo para trabajar es vivir padeciendo estrés crónico. Este tipo de estrés causa alteración en el desempeño y en las capacidades cognitivas. El deterioro cognitivo disminuye las funciones como toma de decisiones, planificación, anticipación, etc. Igualmente, se cree que pueda afectar la memoria, pero este hecho no ha sido aún comprobado.
Algunos empleos con cargos específicos, hacen que una persona no necesite estar mucho en movimiento para lograr cumplir con sus actividades. Por esta razón, dedicarle tiempo solo al trabajo implica sostener una vida sedentaria. Con esto queremos decir, que al aumentar las horas de trabajo, se estará incrementando las horas de inactividad física. Con el tiempo este sedentarismo puede ocasionar obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Trabajar por muchas horas puede provocar insomnio, los pensamientos están siempre enfocados en las dificultades y problemas, así como de todas las cosas que se tengan pendientes por hacer. Sufrir de depresión y de estrés, van asociados con los problemas para poder dormir. Las personas que trabajan mucho suelen dormir poco.
Existe un refrán muy conocido, si trabajamos en los que nos gusta, no tendríamos que trabajar ni un solo día de nuestra vida. Por esto siempre se trata de enfocar el esfuerzo por encontrar un empleo que nos guste. Aunque se sabe que esta condición no siempre se puede presentar. Muchas personas, para poder vivir, se ven en la necesidad u obligación de llevar a cabo un empleo donde se engranan los valores o sus gustos.
Si vamos a invertir gran parte de nuestro tiempo en un ambiente hostil y que nos sintamos vulnerables, más temprano que tarde acabaremos afectados en un plano emocional, en nuestra salud y como consecuencia, también nuestra salud física. Recordemos, la vida es muy corta como para invertir tiempo en un empleo.
Se debe seleccionar, de ser posible, qué actividad podríamos desempeñar y que se amolde a nuestro talento y destreza, que nos brinde satisfacción realizando tareas con las cuales nos podamos sentir útiles y bien con uno mismo.
El éxito puede ser embriagador, y hacernos sentir importantes y útiles, de acumular experiencia, hacer cosas interesantes, ganar dinero, y todo esto puede parecernos seductor y fascinante. Vivir para trabajar no siempre está mal, aun así, hace falta tener una gran carácter y autoestima para no caer en temas de presunción y autocomplacencia.
Ahora bien, trabajar para vivir es una situación distinta y tiene que ver con estar de paso por un trabajo cumpliendo con unos objetivos determinados. Trabajar para vivir es transformar el empleo en un medio y no en un fin. Se debe tener clara que la prioridad es poder vivir cubriendo nuestras prioridades económicas, sin darle mucha importancia. En muchas ocasiones, trabajar para vivir implica aceptar los fracasos como una forma de aprendizaje; tiene que ver con no contar con mucho reconocimiento, solo con la remuneración monetaria que nos permita vivir el día a día.
Queremos ayudarte a superar los problemas generados por el coronavirus. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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