No todo mal comportamiento en un niño es TDAH

Existen críticas sobre el sobrediagnóstico del TDAH. Los psicólogos nos hemos percatado de la existencia de muchos niños que han sido etiquetados y diagnosticados con TDAH (dislexia, impulsividad o hiperactividad) con premura.  

Esta situación lleva a los niños a estar sobremedicados. Esto se presenta porque uno de los problemas que tiene el trastorno es la inexistencia de principios científicos, que logren dar explicación concreta  para determinar el diagnóstico. 

No necesariamente todos los problemas de este tipo implica padecer de TDAH. Algunas veces, son problemas muy distintos al TDAH y en otras ocasiones son manifestaciones típicas del desarrollo del niño. Pueden ser miedos escolares, ansiedad, dificultad en las relaciones sociales o depresión infantil. 

Existen muchos casos de niños que con solo 3 años de edad presentan este diagnóstico, aunque se puede decir, que ningún niño tiene la capacidad de controlar o centrar su atención a estos impulsos a tan temprana edad. 

Por esa razón, se dan con frecuencia diagnósticos errados y con un sobrediagnóstico. Se está diagnosticando el TDAH cuando existen otras patologías o dificultades que no tienen relación con el TDAH. Trastornos como el síndrome del alcoholismo fetal y la depresión son ejemplos a partir de los cuales se podría realizar un diagnóstico errado. 

Enumeramos varias características de lo que se puede considerar en los niños de edades de 0 a 6 años: 

• Conservar la atención en periodos de tiempo cortos. Si la actividad o tarea es motivante y atractiva para el niño, se incrementa el tiempo de atención. 
• Problemas para estabilizar sus emociones. Cuando se tiene entre 6 a 7 años, se evidencia la corteza prefrontal preparada para manejar las distintas emociones que tenemos durante un día, alegría, rabia, miedo, tristeza, etc.
• Impulsividad. Los niños pequeños pueden reaccionar de forma poco controlada, impulsiva y automática, se debe a que el área destinada al control de las emociones e impulsos no dispone de la suficiente madurez para gestionarlos y controlarlos. 
• Movimiento frecuente. Los niños en su etapa infantil son muy inquietos y movidos. Es su manera de mostrar su curiosidad por las personas que nos rodean y por los recitales. 

Cada persona es distinta y debemos tenerlo presente y actuar con respeto a la individualidad.