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Muchos padres consideran que la etapa de la adolescencia es la más difícil en la crianza de los hijos. Sin embargo, no todas las familias viven la “crisis” de la adolescencia de la misma manera. Ello va a depender de muchos factores; entre ellos la funcionalidad o disfuncionalidad familiar, que tiene que ver con elementos como la comunicación, los patrones de autoridad e incluso con la propia salud emocional de los padres. La adolescencia es una etapa de transición, durante la cual se registra una evasión a aceptar normas, ideales y modelos paternos, en ocasiones con acentuado negativismo y hostilidad hacia los padres y con una irritabilidad emocional que parece exagerada. En contraposición, el adolescente tiende a identificarse y seguir a sus grupos de amigos. Tanto los padres como el adolescente pueden confundirse en tales comportamientos por lo que se requiere ajustes en la dinámica familiar. Si existe conflictividad de difícil manejo en la relación padres-hijo durante esta etapa, se puede requerir orientación familiar.
Mantener una dinámica familiar funcional con hijos adolescentes implica la capacidad de comprender qué le sucede emocionalmente al hijo y establecer con él una comunicación asertiva, donde se posibilite el incremento de su autoestima, el respeto y la confianza que pueda lograr hacia sí mismo. Todo ello en un ambiente de diálogo respetuoso, poniendo en práctica destrezas en el manejo de conflictos y de negociación; sin dejar de lado la autoridad de los padres, como adultos responsables de sus hijos. Aun cuando muchas familias han logrado mantener una convivencia familiar dentro de la “normalidad”, la actual situación de confinamiento ante la pandemia ha afectado negativamente la armonía en un alto número de hogares. El adolescente puede ver afectada sus metas, sus intereses y actividades complementarias y recreativas, puede sentir aún más comprometida su necesidad de independencia y reafirmación, con la imposibilidad de reunirse con su grupo de amigos. Tanto los padres como los adolescentes pueden presentar algunas emociones y alteraciones conductuales como insomnio, ansiedad, incertidumbre, miedo, tristeza, ira, frustraciones, agresividad, irritabilidad, entre otras. Son los padres quienes deberían mantener la madurez para contener la emocionalidad del adolescente. Ello implica una carga emocional para los padres. Algunas recomendaciones para aliviar estas situaciones son:
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación:
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