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Organizar una fiesta para celebrar la finalización de tus estudios con los compañeros de universidad, guiar una tarea escolar en grupo o coordinar un equipo de trabajo, son tareas muy complejas que nos requieren asumir un adecuado rol de liderazgo para lograr, satisfactoriamente, nuestros objetivos.
Dentro del área laboral, cuando deseamos contar con una red de recursos humanos adecuada para llevar a cabo nuestro proyecto empresarial, solemos demandar a un equipo de personas con grandes capacidades para aprender, resolver problemas, aplicar sus conocimientos a la práctica, adaptarse a nuevas situaciones relacionadas con la calidad, destrezas en el manejo de la información, capacidad para trabajar de forma autónoma y en equipo, entre muchas otras (Proyecto Tuning, financiado por la Comisión Europea, 2000), asumiendo la indiscutible necesidad de contemplar un estilo de liderazgo que nos permita sacar el mayor partido de nuestros recursos humanos.
Los estilos de liderazgo son aquellos métodos o herramientas sociales y comunicativas que la figura del líder pone en marcha para guiar y dirigir a su equipo de trabajo. Según el tipo de liderazgo que se desee establecer, el líder decide aspectos como la organización, la supervisión o la comunicación con sus empleados.
El psicólogo alemán, Kurt Lewin, considerado el padre de la psicología social, llevó a cabo un interesante experimento psicosocial en 1939 acerca de los estilos de liderazgo, diferenciando tres modelos de figura de líder en entornos de gestión organizacional.
En su experimento sobre los estilos de liderazgo se formaron a tres grupos de niños, de entre los 8 y 10 años, para realizar trabajos de manualidades. A cada grupo se le asignó un maestro que debía asumir un estilo de liderazgo específico.
Se trata de un estilo rígido que tiende a monopolizar la toma de decisiones, sin posibilidad de crítica o intervención por el resto de los participantes. Durante el experimento, el maestro que asumía el liderazgo autoritario siempre ordenaba estrictamente lo que había que hacer y no dejaba a los niños espacio para la discusión o la iniciativa.
Este estilo supone una actitud totalmente contrapuesta a la señalada anteriormente. Con este estilo, el líder delega la toma de decisiones a su equipo de trabajo. En el caso del maestro que interpretaba dicho estilo de liderazgo, este otorgaba total libertad al grupo, permitiendo que los niños desarrollaran las actividades según sus propias ideas.
El líder que asume una actitud democrática toma las decisiones de acuerdo con las ideas, sugerencias y opiniones de su equipo, permitiendo una mayor participación durante el proceso. En el experimento de Kurt Lewin, el maestro con el rol de líder democrático permitía que los niños debatiesen las tareas que se iban a desempeñar y ayudaba al grupo a tomar decisiones, teniendo en cuenta todas las opiniones y dando a los niños la oportunidad de tomar su propia iniciativa. Al cabo de unas semanas, los maestros se turnaron para que cada grupo de niños pudiera experimentar los tres tipos de liderazgo.
Los resultados del experimento mostraron diferencias significativas entre los tres tipos de liderazgo. En el estilo autocrático, aunque los niños alcanzaron sus objetivos de trabajo, únicamente trabajaban cuando el maestro estaba presente, comportándose de forma agresiva con el resto de los compañeros cuando este abandonaba el aula. Los niños mostraron un comportamiento agresivo y excesivamente competitivo, llegando a descalificar y menospreciar el trabajo de sus compañeros para realizar el suyo propio. Por el contrario, en el estilo liberal los alumnos no alcanzaron los objetivos fijados, y a pesar de que el supervisor estuviese siempre presente en la clase, mostraban una pasividad total, desarrollando un comportamiento plenamente anárquico y difícil de controlar. Y, por último, en el estilo democrático, al igual que en el autocrático, se lograron los objetivos marcados, pero las diferencias fueron destacables respecto al comportamiento de los niños. Estos adquirieron los valores de compañerismo y cooperación, e incluso cuando el profesor abandonaba el aula, continuaban trabajando disciplinadamente.
Así, de los tres estilos de liderazgo, el democrático resultó ser el más apropiado, tanto para el desarrollo de las tareas como para el comportamiento de los niños.
De esta forma, Kurt Lewin demostró que el estilo democrático desarrolla aspectos muy positivos del comportamiento humano que hacen a los individuos más productivos y sociables, y también evidenció que, bajo un estilo autocrático, los individuos se convierten en una amenaza para sus compañeros y para ellos mismos. Mientras que, en un estilo más liberal, los sujetos no pueden establecer sus propias guías de trabajo, lo que demuestra que algunas pautas normativas son necesarias para el comportamiento del grupo.
La comunicación es una herramienta básica y central en la totalidad de nuestras áreas vitales, pues en todas ellas se requiere de una interacción social para afrontar y lograr nuestros objetivos o cubrir nuestras necesidades.
Ocupar el liderazgo en una determinada organización o grupo de trabajo es una tarea especialmente compleja porque supone reconocer la necesidad de contar con otras personas para alcanzar nuestras metas y objetivos. Aprovechar y dar valor a este recurso humano será uno de los marcadores más importantes en esta empresa.
Conocer adecuadamente a las personas que nos rodean y forman parte de nuestra organización, escuchar y dar valor a sus aportaciones o favorecer la participación activa en la toma de decisiones son algunas de las claves que han demostrado, en numerosas investigaciones, su importancia y conveniencia en el cumplimiento de los objetivos establecidos por las figuras de liderazgo en un determinado proyecto empresarial, o en cualquier otro proyecto que requiera de un trabajo en equipo, por lo que tomarnos nuestro tiempo para valorar el estilo de liderazgo más adecuado en nuestros propósitos es fundamental cuando queremos que nuestro recurso humano crea en nuestra marca y nos acompañe, activamente, en el cumplimento de nuestras metas.
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