Síndrome de la cara vacía

Debido a la nueva normativa de la retirada de la mascarilla en espacios abiertos la población se ha dividido entre las personas que sienten una liberación después de tanto tiempo y aquellas que sienten pánico porque llegue el temido día. Con la consecuencia de no querer salir a la calle sin la mascarilla puesta, y mucho menos dirigirse a los demás o que se dirijan a ellos sin ella. 

Hay que tener especial cuidado si la ansiedad es excesiva, con ataques de pánico o hiperventilación y si se evita salir de casa, quedar de nuevo con amigos, aparición de pensamientos como: “estoy desprotegido, la gente es una inconsciente”, entre otros. 
Esto puede ocurrir en personas de riesgo, que han vivido la situación de forma más traumática, que aún no estén vacunados, que tengan personas a su cargo o alrededor de riesgo, etc. 

Si esto ocurre es recomendable acudir a un psicólogo para evaluar y trabajar la situación. Además de no obligar a la persona a quitarse la mascarilla, darle su tiempo y esperar que se acomode a la nueva situación. Explicarle que el virus sigue presente pero que, manteniendo las medidas establecidas para evitar el contagio y gracias a la vacuna, es más seguro. 
 

Lo recomendable es empezar quitándose la mascarilla en lugares donde no haya nadie, y poco a poco exponerse a situaciones más complicadas, manejando las emociones que vayan surgiendo, como la ansiedad y el miedo. 
 

Hace más de un año nos costaba llevar la mascarilla a todas partes, se nos olvidaba, nos agobiaba, etc., y nos hemos acostumbrado a su presencia, ahora es normal tener que acostumbrarnos a no llevarla en espacios abiertos. El miedo y la inseguridad son completamente normales, según ha afirmado Sonia Castro, psicóloga y miembro del Instituto Europeo de Psicología Positiva de Madrid.