El ritmo de vida es cada vez más intenso, obligándonos a estructurar las rutinas y responsabilidades aprovechando cada segundo de nuestro tiempo. Ante este panorama, conciliar el trabajo y la familia requiere de una buena coordinación con nuestra pareja.
El ritmo de vida es cada vez más intenso, obligándonos a estructurar las rutinas y responsabilidades aprovechando cada segundo de nuestro tiempo. Ante este panorama, conciliar el trabajo y la familia requiere de una buena coordinación con nuestra pareja, definiendo nuestros roles y valorando la implicación que queremos asumir en cada área.
Parejas de doble ingreso
Las necesidades económicas, el mayor o menor apoyo familiar, junto con nuestros intereses y ambiciones profesionales, llevan a establecer un nuevo modelo de pareja, entendido como parejas de doble ingreso.
Las parejas de doble ingreso son aquellas en las que los dos miembros trabajan fuera del hogar y aportan ingresos para la supervivencia familiar (Handy, C. 1978).
En estos casos, aparece la necesidad de coordinar y hacer compatibles las demandas laborales y familiares de ambos miembros de la pareja. Dicha coordinación dependerá, principalmente, del patrón y roles establecidos por los dos.
De acuerdo con Hall, D. T. y Hall, F. S. (1980), que definen a las parejas de doble ingreso como “dos personas que comparten un estilo de vida que incluye vivir juntos, roles laborales separados, y unas relaciones afectivas que son valiosas para ambos”, el hecho de que los dos miembros de la pareja trabajen fuera del hogar no significa que sus intereses se centren en la misma proporción en el trabajo y en la familia. De este modo, según los autores existirían cuatro tipos de patrones de pareja de doble ingreso, en función de la implicación de cada miembro de la pareja en la familia o en el trabajo.
Patrones de pareja de doble ingreso
Acomodaticios. El primer patrón es aquel en el que uno de los miembros presenta niveles altos en implicación en su trabajo y bajos en aspectos relacionados con la casa y la familia, mientras que el otro presenta el patrón opuesto.
En este punto, es importante señalar que, si ambos valoran positivamente la labor del otro, las tensiones y el estrés que soporta este tipo de pareja son mínimos.
Adversarios. En este caso, ambos miembros de la pareja están altamente implicados con sus carreras (le conceden prioridad al trabajo) y poco implicados en aspectos de la casa y de la familia, pero al mismo tiempo valoran de forma importante que se encuentre ordenada la casa y atendida la familia.
En este caso, hablamos de parejas que se implican en su desarrollo profesional, no dedican tiempo al cuidado y mantenimiento del hogar, pero necesitan que esté adecuadamente condicionada, por lo que, en caso de no contar con suficientes recursos económicos u otras figuras de apoyo familiar, puede resultar el patrón de pareja con mayor nivel de estrés.
Aliados. En el tercero de los patrones, ambos cónyuges presentan altos valores en aspectos familiares o en el trabajo, presentando también valores opuestos en el otro aspecto.
Se les considera aliados porque deciden otorgarles importancia a las mismas tareas y no se preocupan si las otras quedan atendidas.
Acróbatas. El último patrón recoge a aquellas parejas en las que ambos miembros están altamente implicados con los roles desempeñados en los dos ámbitos, mostrando generalmente sobrecarga al intentar atender adecuadamente ambos roles.
Son parejas con tendencia a sufrir una importante fuente de estrés, no por las posibles diferencias o conflictos entre ellos, sino más bien por la elevada carga de trabajo que realizan. Atender ambas funciones genera un mayor agotamiento.
Conclusiones
Como puede intuirse en esta clasificación, la familia puede ser una fuente de apoyo o de conflicto, en función del tipo de relación que se establezca en la pareja. Asimismo, dependiendo del patrón al que se ajuste la relación, existe más o menos probabilidad de estrés.
Por otro lado, valorar el trabajo del otro reconforta y afianza la relación, puesto que una competición entre los miembros de la pareja, en la que uno siempre dice que hace más que el otro, únicamente llevará al desgaste emocional y genera altos niveles de estrés.
La flexibilización de los patrones de trabajo, la comunicación, el apoyo y el respeto entre los miembros de la pareja, o la provisión de facilidades para el cuidado de los hijos y otros miembros dependientes de la familiar, pueden resultar estrategias útiles para mejorar la conciliación entre el trabajo y la familia, aunque todas ellas se encuentran supeditadas a la necesaria flexibilización de nuestros roles y de una actitud empática hacia el otro.
Queremos ayudarte a superar los problema que existen en tu entorno familiar. Si nos aportas más información sobre tu
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